Peregrinos de Esperanza.

Por un 2025 de paz, justicia y acogida para los migrantes.

El comienzo de un nuevo año suele ser un tiempo propicio para detenerse a reflexionar y proponerse deseos que nos acompañen para este 2025. Hay deseos que son casi una tradición: adelgazar, ponerse en forma, dejar de fumar…

En el caso de Red Íncola, los deseos que nacen del corazón de su misión pueden parecer utópicos, pero están marcados por una realidad urgente: el cumplimiento de los Derechos Humanos de tantas personas en Valladolid y en tantos rincones del mundo.

El primero de esos deseos es la paz, atacada bajo diversas formas de violencia. No sólo las guerras, sino también la inseguridad, la violencia cotidiana, la que se ejerce sobre los más vulnerables y sobre aquellos que quedan silenciados.

El segundo deseo es que tantos millones de seres humanos no se vean obligados a migrar, a abandonar su tierra en busca de un futuro que ya no pueden encontrar en su hogar, porque las condiciones en su país se han vuelto insoportables e incompatibles con una vida digna. Que no haya más personas forzadas a dejar atrás su historia, su cultura, sus seres queridos, simplemente para sobrevivir.

Nos gustaría construir un mundo en el que la dignidad humana sea respetada en todos sus aspectos, un lugar donde el sufrimiento, la opresión y la indiferencia den paso a la solidaridad, a la justicia que transforma, y al cuidado que sana. Un mundo donde cada ser humano, independientemente de su origen, su condición o su historia, encuentre un espacio para vivir con esperanza y plenitud.

Este 2025, nos gustaría seguir construyendo una hospitalidad sin fronteras, donde la fraternidad y la igualdad sean más que palabras y se conjuguen más en nuestra sociedad. Un lugar donde cada encuentro sea una oportunidad para tender puentes y no levantar muros, donde la diversidad sea acogida como un regalo que nos humaniza y nos invita a ser más solidarios, más justos, más fraternos.

Y, por último, que sigamos siendo peregrinos de esperanza, acompañando, sirviendo y defendiendo a tantas personas que tocan nuestras puertas abiertas. Que seamos el aliento y el sostén para quienes lo necesiten, que nuestras manos y corazones estén siempre dispuestos a ofrecer apoyo. Y que, cada vez más, se sumen a esta corriente de hospitalidad, de solidaridad, de apoyo a quien más lo necesita, creando juntos una gran comunidad donde la acogida y el cuidado sean los principios que nos guíen.

Entrañas de misericordia 

Señor, en este año que comienza,

danos entrañas de misericordia 

frente a toda miseria humana. 

Inspíranos el gesto y la palabra oportuna 

frente al hermano solo y desamparado. 

Ayúdanos a mostrarnos disponibles 

ante quien se siente explotado y deprimido. 

Que tu Iglesia, (Red Íncola, tu familia, tu ciudad, yo…)

sea un recinto de verdad y de amor, 

de libertad, de justicia y de paz, 

para que todos encuentren en ella 

un motivo para seguir esperando.

Adaptación de las antiguas plegarias eucarísticas Vb/VC

Foto de Jamie Fenn en Unsplash

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