Ya hace 22 años que Calor y Café abrió sus puertas. Un lugar en el que las personas migrantes podían refugiarse del frío, compartir un rato agradable con personas diferentes, y sentirse acompañadas, especialmente aquellas que se encontraban sin hogar. Con la pandemia, el centro tuvo que reinventarse, y pasó a ser un centro intercultural, de participación comunitaria y formación, en el que cada día acuden más de 50 personas.
El cambio se ha notado especialmente. Todas las personas que llegan a Red Íncola, pueden participar en alguna formación o actividad. «Las que tienen más peso son los cursos de idiomas. En ellos puedes aprender lecciones básicas de inglés, árabe, italiano y francés, aunque lo más demandado son las clases de español» – dice Inés, la responsable del centro intercultural.
En el programa de actividades también podemos encontrar talleres de manualidades, de ganchillo, de maquillaje, de electricidad y de informática. Los cursos no tienen un certificado oficial, pero son una puerta de entrada para que las personas migrantes comiencen una formación, y el día de mañana decidan seguir mejorando su empleabilidad. También se celebran las fechas señaladas con actividades especiales.
“Estoy aprendiendo español y ahora también estoy buscando trabajo” – comparte Ahmed muy orgulloso de lo aprendido y reconociendo la importancia de las clases.
«Algunos días falto porque trabajo, pero la voluntaria me ayuda mucho» – reconocía otra alumna con muy buen humor.
Los viernes son una fecha muy señalada en Calor y Café, ya que este día se dedica al ocio cultural. Los participantes salen a la calle para conocer mejor Valladolid y también su oferta cultural. A las actividades de este día también se unen familiares y amigos para disfrutar de museos, exposiciones, cine o recorrer los rincones de la ciudad.
Un elemento clave en la vida del centro Calor y Café es el voluntariado. Para ser voluntario no es necesario ser un experto en la materia que se imparte, sino tener ganas de enseñar aquello que sabes. El voluntariado es muy diverso, algunos son personas que deciden comenzar su aventura como voluntarios en Red Íncola, otros antiguos alumnos/as que quieren también ayudar a personas recién llegadas a Valladolid y compartir su experiencia migrante. También imparten talleres voluntarios europeos que están aquí a través del programa del Cuerpo Europeo de Solidaridad, como María que es italiana, y encontramos alumnas de prácticas de la Universidad de Valladolid.
La mayoría acuden tras la orientación en las sesiones de información de Red Íncola, o lo hacen a recomendación de un amigo o alguien conocido.
“Me lo recomendó un amigo con el que trabajo, fui a Red Íncola y dije que quería aprender español”. Las alumnas de informática relatan una experiencia parecida: “Llegué hace 3 meses de Venezuela y unos amigos me lo recomendaron»
Es así que se va tejiendo la red de Calor y Café y se ha convertido en un espacio muy importante para personas migrantes recién llegadas que no conocen a nadie o no saben cómo comenzar una nueva vida aquí.
“Si no estuviera en este curso no estaría haciendo nada en estos momentos. Cuando llegué aquí ya habían empezado las clases y no pude apuntarme a ningún grado ni a la universidad. Aquí en Calor y Café ocupo mi tiempo libre, conozco a muchas personas diferentes y me siento en mi casa”