Hospitalidad en Tiempo Ordinario: Sabor a Hospitalidad

Durante el tiempo ordinario hemos caminado juntos en clave de hospitalidad y acogida. Hoy despedimos el ciclo con este texto con «sabor a hospitalidad». Muchas gracias por el tiempo compartido

El encuentro con la debilidad humana, es la puerta de acceso a la Misericordia y la hospitalidad. Supone un desinstalarse de las propias seguridades y un acercamiento a lo pobre. Es una vinculación a un tú, comprender al otro/a como compañero/a de la vida, apertura y atención a sus necesidades y sufrimientos. Por último, la hospitalidad es un sabor, no se acogedor por obligación, sino porque la cercanía con las realidades vulnerables cambia el gusto y enseña una nueva forma de vivir. Francisco de Asís lo supo muy bien cuando, después de vencer la resistencia que le hacía insoportable ver leprosos, dice “Y, al separarme de ellos, lo que me parecía amargo se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo», encontró otro ángulo valioso e interesante desde el que mirar todo, encontró ahí un sabor que antes no tenía, un horizonte, un sentido, una nueva familia en la que el extraño, quien no cuenta, se hace hermano/a.

¿A qué sabe la vida?

Salvemos la Hospitalidad – Migueli

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