La presentación de la memoria de Red Íncola en primer lugar tiene una palabra «Gracias». Gracias a tantas personas que hacen realidad que la hospitalidad en Castilla y León, y de forma concreta en Valladolid sea cada día una ventana a la esperanza.
Es triste que en un país en que la despoblación de gran parte de su territorio es uno de los mayores problemas, en que muchos servicios descansan sobre población migrante como es el cuidado de nuestros mayores, la producción de alimentos, etc, la inmigración siga siendo un problema, cuando no podemos prescindir de los inmigrantes. Es claro que nadie tiene una voluntad de resolver ninguno de los problemas, ni las vallas, las concertinas, los papeles, las mafias, la acogida, la inserción…
Como una Fundación confesional, no creemos en las fronteras como barreras entre pueblos y personas, ni creemos en los privilegios que crea el nacer en uno u otro lugar, que uno no ha elegido; creemos en la libre circulación de las personas y sobre todo en la fraternidad universal. Por eso Red íncola sigue teniendo sentido como organización que trabaja por la inclusión, la igualdad, el cuidado de los débiles y los niños, la denuncia de la injustica. Somos necesarios y desgraciadamente lo vamos a ser mucho tiempo y eso supone no defraudar expectativas que justamente otros tienen sobre nosotros; vamos a renovar fuerzas para cumplir nuestra misión como organización, como personas, como creyentes.
En esta memoria se muestran los resultados de los programas realizados en el 2018, pero no olvidemos que detrás de datos, lo que hay son personas con nombres y una historia de vida.
