Tejiendo Comunidad: el camino hacia la Pascua con Jesús

Seguimos caminando hacia la Pascua, y queremos compartir el encuentro de oración que tuvimos el 9 de marzo con personas migrantes #TejiendoComunidad.

Os invitamos a ponernos en camino. Las personas migrantes se ponen en camino hacia nuevos países, donde comenzar una vida nueva. Otras veces de vuelta a sus países. Vayas a dónde vayas, comenzamos despertando el corazón, con la mirada hacia Dios.

 TEJER

Nos hacemos conscientes de donde estoy, y a qué vengo. Silenciamos el cuerpo y la mente.

Os invitamos a orar con el Evangelio de Emaús con una mirada cuaresmal.

Contemplamos: la comunidad se separa, tristes, defraudados, algunos siguen a la espera de que ocurra algo en Jerusalén, otros marchan lejos para olvidar, otros vuelven a sus lugares de origen, con la sensación de que esta bonita aventura, acabó… y vuelven a lo de siempre, a la rutina antigua.

“Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo ¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?” Lc 24, 13-17

Nuestra vida, es un conjunto de hilos, que se van tejiendo y entrelazando, configurando nuestra historia, un telar soñado por Dios, que según desde donde lo miremos vemos lo hermoso qué es, o la marabunta de hilos que cuelgan, que se entrecruzan, que se van haciendo vida y que a veces no se entienden.

Hay veces, que a los hilos les salen nudos, se atan, se enredan y no nos permiten continuar tejiendo y eso pasa con nuestra vida. Nos paralizamos o dejamos de ser quien somos: el miedo, la pereza, el querer siempre figurar, las mentiras, las críticas… A veces los hilos son fáciles de cortar, pero otras se hacen tan transparentes y fuertes que ni siquiera somos conscientes de que allí están, y vivimos como si nada pasara, terminamos acostumbrándonos a vivir así, atados. 

Lo mismo le pasaba a estos dos discípulos… que andaban atados, enredados y en su conversación no se daban cuenta de sus nudos, sus frustraciones, negaciones, actos, su volver a la vida de antes… Cositas de las que no somos conscientes. Los enredos no les dejaban ver, descubrir al nuevo compañero de camino, que les escuchaba, que estaba atento a lo que contaban, sus quejas, sus miedos, sus vidas, sus circunstancias… A veces vivimos con una gran ceguera en nuestra fe. 

Jesús hace suyo el camino, acoge la desesperanza, la tristeza, escucha las preguntas y el relato que oscurece el corazón de los discípulos. 

Te invito a que cuentes al Señor cómo estás, cómo te sientes, por dónde anda tu vida en este momento, en esta cuaresma, sin prisas.  ¿Cuáles son mis nudos? ¿en qué estoy enredada? 

ENTRETEJER

Leemos el siguiente poema de Conversión de Ignacio Iglesias, sj

Sigue curvado sobre mí, Señor, remodelándome, aunque yo me resista.

¡Qué atrevido pensar que tengo yo mi llave!

¡Si no sé de mí mismo!

Si nadie como Tú puede decirme lo que llevo en mi dentro.

Ni nadie hacer que vuelva de mis caminos que no son como los tuyos.

Sigue curvado sobre mí, tallándome, aunque a veces de dolor te grite.

Soy pura debilidad, Tú bien lo sabes.

Tanta, que, a ratos, hasta me duelen tus caricias.

Lábrame los ojos y las manos, la mente y la memoria,

y el corazón, que es mi sagrado, al que no Te dejo entrar cuando me llamas.

Entra, Señor, sin llamar, sin mi permiso.

Tú tienes otra llave, además de la mía,

que en mi día primero Tú me diste,

y que empleo, pueril, para cerrarme.

Que sienta sobre mí tu ‘conversión’

y se encienda la mía del fuego de la Tuya,

que arde siempre, allá en mi dentro.

Y empiece a ser hermano, a ser humano, a ser persona.

¡Qué paciencia, Señor, sobre Tu mundo,

que nosotros tratamos, mal-tratamos,

como si fuera nuestro, del primero que llegue,

el más astuto, o el más ladino,

o de aquel o de aquella, a quien no duele

pisar a los demás, como se pisa la uva en el lagar, o una hormiga, o un escarabajo.

Sigue vuelto, Señor con Tu sol y Tu lluvia

para todos, para buenos y malos, pacientes y violentos,

víctimas y verdugos, lloviendo y calentando esta tierra que somos.

Sigue haciendo germinar en todos la semilla que eres

¡Que la hagamos crecer, sin desmayarnos, entre tanta cizaña!

Y que dé de comer a mucha gente pan Tuyo y pan nuestro

el que de Ti hemos aprendido a ser  multiplicándonos. 

ARTE TU CORAZÓN

Regresamos al camino con los dos discípulos del camino de Emaus, conversando con Jesús. 

Llegando a una posada y haciéndose tarde, los discípulos pidieron al hombre que se quedara con ellos, pues era tarde y Jesús entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio”. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. ¿Se dijeron uno al otro, no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las escrituras? Lc 24, 18-33

Los discípulos iban juntos, pero se sentían profundamente solos. Y de repente… Alguien se cruza en tu camino, un hombre se acerca, te pregunta tu nombre y si te pregunta si puede caminar contigo. Y tú le aceptas, le miras… es un hombre amable, agradable, que inspira confianza, que se ve sabio, con experiencia en la vida… 

¿A ti también tiene arde el corazón? Sabes quien es solo con la mirada, pero qué difícil se hace creer que Jesús, esté realmente caminando a nuestro lado, a tu lado… Siente su mirada atenta, una mirada que escucha, que acoge, que entiende, que perdona, que ama… que está solo contigo. 

Él también tiene cosas que contarte, que decirte, un Dios que es misericordia, que ha dado su vida por ti… que trabaja en tu vida, en tu historia, te habla de las personas que te quieren, de las situaciones que has ido superando a lo largo de tu vida, de las cosas que vas aprendiendo, cambiando, mejorando, … y conforme le miras, le sientes, le escuchas, le imaginas, tu corazón arde, como el de los discípulos de Emaús… porque le reconoces en el Pan que se parte y se reparte y tu corazón arde.  

¿Que personas ha puesto en tu vida? ¿Qué situaciones te han hecho más fuerte?  

Hemos descubierto que Jesús está a nuestro lado,  que la vida se teje con retazos, con trocitos de hilos de diferentes colores, que a pesar de lo ocurrido aún hay que caminar. Ahora…empieza el tiempo de los testigos, que nos hablan de los que luchan por descubrir. De los que saben que el camino es lugar de encuentro. Ahora empieza tu tiempo. 

comparte esta entrada

X