El abarrotado salón de grados de la Facultad de Derecho acogió el 20 de mayo la jornada sobre inmigración organizada por Red Íncola. Este espacio de formación y reflexión, centrado este año en los procesos de integración de las personas migrantes en situación administrativa irregular, promovió una ciudadanía global inclusiva.
«Mi nombre es Débora, soy argentina, y llegué en 2019 con mi marido. Nuestro camino como emigrantes fue el de la irregularidad». Con estas palabras comenzó su testimonio la primera ponente, Débora Puggi, abogada, que actualmente vive en Almeria y creadora del perfil «Inmigrante Clase B» en redes sociales, que ayuda a las personas que llegan a España a través de su experiencia.
«La migración es un camino en el que te rompes y te ponen a prueba, pero está romantizado porque las personas no muestran lo que realmente viven y sufren. @inmigranteclaseb surge para ayudar a sobrevivir, mostrar lo que ocurre, ya que considero que era la única manera de evitar que siga ocurriendo y humanizar la inmigración. Creo fuertemente que el inmigrante es el eslabón más vulnerable en un país; es quien ‘cree’ por desconocimiento, es quien ‘confía’ por querer avanzar para su bienestar y el de su familia, y es la presa fácil para quien desea sacar provecho de tal situación».
Carlos Entrambasaguas, profesor del Colegio San José y miembro del equipo de coordinación de Ciudadanía Global en la red de colegios de la Compañía de Jesús en España y Europa, con una larga trayectoria en el activismo social y el voluntariado, compartió su experiencia sobre cómo hablar de inmigración en el ámbito educativo y ser conscientes de que todos somos o podemos ser migrantes.
«La inmigración transforma sociedades, no solo la española. Somos un país sin memoria; no acoger significa que no devolvemos a otros países, como Argentina, lo que nos ofrecieron cuando lo necesitamos. Esto va en contra de la justicia social», afirmó Entrambasaguas.
«La globalización es un fenómeno imparable en un mundo interconectado, interrelacionado e interdependiente, y la inmigración es parte de esa realidad. No podemos afrontar los desafíos actuales con políticas antiguas que solo ponen trabas y etiquetan como problemas. No estamos impotentes y tenemos la responsabilidad de intervenir en el tipo de globalización que queremos construir».
El concepto de ciudadanía global está relacionado con el compromiso de construir un mundo mejor, buscando en todo momento el bien común, promoviendo la justicia y la dignidad de las personas, y respetando escrupulosamente los derechos humanos. Carlos resaltó la importancia de generar espacios de encuentro y reflexión, y estableció cinco ámbitos para una intervención educativa basada en este concepto: la justicia social, la equidad de género y coeducación, la inclusión y multiculturalidad, la participación democrática.
El diálogo continuó entre Débora, Carlos y el público, desmontando mitos sobre la migración, respondiendo a actitudes racistas, visibilizando situaciones de trata como en el trabajo de internas, y acompañando la salud mental de las personas migrantes. La jornada concluyó destacando, ante las dificultades de llegar a un país nuevo, los valores que proporciona la migración: la oportunidad de reinventarse y comenzar desde cero «para alcanzar lo que creo que merezco para mi vida».
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Fotos: Ángel Cantero, Archidiócesis de Valladolid.
*Financiado por Gerencia Servicios Sociales a través del IRPF y Ayuntamiento de Valladolid